
Viniste de golpe.
Llegaste corriendo, cuando decías que aun te quedaba mucho aliento.
Y apareciste con tus manchas de color y tu sonrisa de barrio.
Y ahí estabas hablándome...
Y ahí estabas mirándome...
Desde lo mas sincero y lo mas puro de la inocencia te creí.
Mientras te veo me siento tu hada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario